Una sonrisa se guarda en tu cuerpo, como un alivio, como etiquetas. A ver como abris tu boca, y me mostrás tus oscuridades. Será fácil, unos centímetros a la derecha de tu mano están los pájaros comiéndote la cabeza. Yo también le doy de comer a ellos. Mirá cómo vuelan. Algunos están desplumados, pero no te preocupes, si te reís podes abrazarlos. Es un coro a dos veces por segundo, o más si sentís que el tiempo vuela.
Será fácil escuchar la letra, no tiene forma de rosa, excepto por las espinas. Tiene que ver con el aliento. Los pájaros están agitados, aletean en la luna.
Ahora vuelta atrás. La voz se retuerce por inflarse en los cachetes. Con tal de llenarse de agua, balbucea variando ritmos en la memoria de ganso. Otros se ríen, y se le escapan estornudos. Vos pensás: perdedores! y seguís saltando como trompeta afinada. La gente te mira como si estuvieras loco.
Seguís así un par de días. Armás tu propia banda. Pero al tiempo, los miembros se separan. Y dormís, demasiado por algo que no debería preocuparte. Llueve pero no podés levantarte para ir a mojarte, cantar bajo la lluvia, y acordarte de esa película que tanto te gusta. Tu cuerpo es una mala traducción. Egoísta. Incompleto. Los integrantes no logran recomponerse. Apenas entreabrís un ojo, que hace una lista de todo lo que te falta, la gente te mira con lástima. Estás en problemas. Emigrás. Sos una música dramática.
La vida está cielo adentro y es como la tormenta. Será mejor tocar el arpa por algunas monedas, sentirte muerto.